Esta es una historia de esperanza, de honradez a través de los tiempos y de mucho amor y trabajo. Tuvo su inicio un día lejano en el tiempo allá por 1939 en Marsella cuando el recién recibido sastre Moritz Salzberg de Viena tomó el barco que lo condujo a un lugar lejano, desconocido, del que únicamente se tenían vagas referencias. Una guerra terrible estaba sembrando en Europa la muerte y la destrucción por todas partes. Los jóvenes dejaban sus patrias buscando una vida mejor. Cuando llegó al puerto de Montevideo, el emigrante austríaco bajó con su equipaje de ilusiones y deseos de trabajar, era millonario en sueños.
Llegó a un pequeño país con fuertes vínculos de sangre y cultura con Europa. El destino lo trajo a este rincón de Sudamérica en el cual eligió quedarse ya que se enamoró de estas tierras. Montevideo tenía para él una paz y una luz muy especial.
Su clima benigno, la tierra siempre generosa con los brazos que la trabajan, fueron estímulos importantes para el joven recién llegado. Quedaba en el recuerdo del inmigrante la familia lejana, la montaña y el río Danubio.
El Río de la Plata y la cuidad que había comenzado a crecer en aquellos tiempos ocuparían el lugar de todo lo que había dejado atrás. Comenzó a trabajar duro en aquel medio extraño al principio pero progresivamente acogedor en tanto se fue integrando al mismo. El tiempo transcurrió y pese a no olvidar sus orígenes y afectos, la vida lo recompensó. Conoció a Elida Irrazábal quien se convirtió en su fiel compañera. Con mucho esfuerzo consiguieron abrir su primer local con unas pocas carteras el 7 de Julio de 1947. Sus primeros clientes fueron unos tripulantes norteamericanos a los que trajo caminando desde el puerto y que le compraron dos carteras. El trabajo sostenido tuvo sus frutos, pero como dice el refrán” las cosas más difíciles de conseguir son las más dulces de recordar”.
En 1961 dicha empresa se encuentra entre las pioneras en exportar artículos de cuero afianzándose en el mercado interno y marcando una tendencia que será recorrida por muchas otras después. Hoy sus descendientes podemos contar esta historia cuyos ingredientes fueron: esperanza, honradez y amor al trabajo.
Transcurrieron más de 50 años plenos de esfuerzo. Montevideo Leather Factory
es uno de esos lugares donde la imagen de una empresa que mira hacia el futuro se apoya en los cimientos que su fundador colocó con esfuerzo y se proyecta hacia el público que es la razón de ser de la misma.
El futuro de Montevideo Leather Factory se vincula con la permanencia del legado que Moritz Salzberg nos dejó, que es a la vez objeto de preocupación por continuarlo y orgullo por haberlo recibido. Poniendo especial énfasis en darle el mejor servicio al cliente con la mejor relación calidad-precio-servicio. Para nosotros no hay clientes, solo amigos.
